Como si de dos placas tectónicas se tratase, la superposición del Nuevo sobre el Antiguo Régimen no se produjo de un modo armónico y paulatino, sino de forma abrupta, convulsa y, a veces, destructiva. No fue la eclosión del liberalismo un amanecer plácido, sino un alba tempestuosa y amenazante, del mismo modo que tampoco las fuerzas vivas de la tradición se resignaron a languidecer en un ocaso sereno.
Así el inicio del siglo XIX se asemejó al cuello de un embudo incapaz de acoger, en su estrechez, la inmensa distancia que unos y otros parecían empeñados en poner entre sí. Como la gran mayoría de pueblos de occidente, el español se instaló también en la lógica del antagonismo. Fue la pauta del cambio drástico la que convirtió a España en un país en perpetuo estado de refundación. A bruscos golpes de timón se pasó del sexenio al trienio y de éste a la década ominosa. Nacía el siglo y España miraba a Cádiz por un ojo y a Viena por otro. En la dialéctica de que la redención del país estaba en la extirpación del contrario, las fórmulas constructivas se perdieron en el ruido del avasallamiento y la exclusión.
En medio de esta vorágine, y probablemente fruto de ella, se dio lugar en España a la supresión de las órdenes religiosas (1833-1840), un hecho que, por su relevancia y significación, demanda un análisis exhaustivo por parte de la historiografía. Esto es lo que plantea el historiador Manuel Revuelta González en el libro ‘La Exclaustración’, publicado ahora de nuevo en una cuidada reedición de CEU Ediciones.
La obra es sistemática, minuciosa y detallada, y sobre todo, lo suficientemente poliédrica como para ofrecer una explicación que trascienda del ámbito de la reducción o de la anécdota. Revuelta va desde la singularidad del caso, a partir de la inspección de la situación y evolución reciente del clero regular, a su encuadramiento dentro de las coordenadas históricas.
Sin obviarlos, no se detiene Revuelta en el juego suspicaz de inquirir sobre nombres y apellidos –vicio tan frecuente en la Historiografía del XIX-, sino que busca situar el hecho de la supresión de las órdenes religiosas como pieza coherente dentro de un amplio mosaico en el que se entrelazan tendencias e influjos de corto, medio y largo alcance. Las pasiones e impulsos liberales, el contexto de juegos diplomáticos, el historial de recelos recíprocos entre clero y liberalismo y la concatenación de sucesos históricos se enhebran de manera ágil en la explicación de Revuelta y terminan por tejer un tapiz rico y matizado de la cuestión tratada.
La reedición de este monográfico supone reverdecer y reivindicar el valor de una obra que pone el acento en un acontecimiento poco abordado por la ciencia histórica y para cuyo conocimiento es reconocido como un auténtico referente.
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