CARTV-ES. Diego Ibarra: "Cada historia de sufrimiento es una piedra en la mochila"

Octubre, 20, 2022

El fotógrafo zaragozano afincado en el Líbano viene a su tierra a presentar

CARTV-ES. Diego Ibarra: "Cada historia de sufrimiento es una piedra en la mochila"
Diego Ibarra: "Cada historia de sufrimiento es una piedra en la mochila"

CARTV-ES. Diego Ibarra: "Cada historia de sufrimiento es una piedra en la mochila"

Lleva más de diez años fuera de España documentando como 'freelance' con su cámara de fotos la situación de países en conflicto y capturando cómo afecta a sus protagonistas. En los últimos años ha estado trabajando para el diario estadounidense 'The New York Times' o cubriendo la guerra de Ucrania para 'France 24' en español. Ha vivido un año en Argentina, varios en Pakistán y lleva siete afincado en el Líbano, desde donde ha venido a su Zaragoza natal para presentar sus últimos proyectos personales. Por un lado, el primer fotolibro, 'El Colapso de Fenicia' ('La ruta del colapso'), donde plasma su experiencia y visión de siete años en el Líbano. De este trabajo se han creado dos exposiciones. La primera parte de la muestra, 'Prólogo del colapso', podrá visitarse en la sala de exposiciones de fotografía Jalón Ángel, del edificio Grupo San Valero. La segunda parte, 'El Colapso', se puede visitar en la sala f/DKV.

Este jueves, además, imparte una conferencia en el Patio de la Infanta sobre 'Hijacked Education ('Educación secuestrada'), un proyecto personal en el que muestra -en sus propias palabras- que la guerra no termina con el disparo de la última bala.

¿Qué se va a escuchar en la conferencia sobre 'Educación Secuestrada'? ¿Cuál es la tesis de este trabajo?

'Educación Secuestrada' se inició en 2012 en Pakistán y el objetivo no solo es crear memoria, sino denunciar el ataque a las escuelas y la educación en países y zonas en conflicto. He estado en Pakistán, Afganistán, Siria, Irak, Ucrania, Colombia... Se denuncian los ataques a espacios que deberían ser lugares sagrados para la educación, lugares seguros para la infancia, que son utilizados como bases militares o son atacados.

El objetivo de la conferencia es concienciar a la sociedad aragonesa de que la educación es un derecho único que hay que defender. De momento, no hay exposición aquí en Zaragoza. Sigo desarrollando este trabajo porque me faltan países y el objetivo es crear memoria a través de las imágenes y para eso tengo que profundizar. No quiero ser un paracaidista que llegue y cuente una pequeña pincelada. De ahí la importancia de trabajar a largo plazo, porque permite desarrollar el trabajo, profundizar y respetar a las personas que me brindan su tiempo. Estas imágenes se pueden ver en la página web y han sido expuestas en varios países y publicaciones.

¿Cuáles son esos efectos que tiene la guerra una vez que acaban los disparos y las bombas?

A corto plazo los efectos son una educación paralizada, escuelas destruidas, niños estudiando 'online' si es que pueden... Y a largo plazo son secuelas psicológicas que arrastran para toda la vida. Consecuencias a las que los menores no deberían estar expuestos y la comunidad internacional debería hacer más para defender estos espacios. Vemos dibujos de armas en las mesas, escuelas en escombros, niños a los que enseñan a disparar un arma....

Ha presentado 'El Colapso de Fenicia', su primer fotolibro y se puede conocer parte de él en dos exposiciones ¿Qué encontramos allí?

'El Colapso de Fenicia' es un proyecto personal que tiene la intención de crear memoria en un país que sufre amnesia. Recoge los últimos siete años de mi vida a través de una mirada comprometida, ética y personal sobre la realidad de un país que ha colapsado, donde no hay luz, agua o electricidad y el multisectarismo ha hecho que la sociedad vague a la deriva de una historia no elegida. Gracias a DKV y al Grupo San Valero podemos ver una pequeña parte del libro en dos exposiciones, una en la sala Jalón Ángel y otra en la sede DKV, en el barrio del Actur. Es una introducción para empezar a entender esta realidad sangrante que intento plasmar en 'El Colapso de Fenicia'. 

¿Qué papel ha jugado la explosión de Beirut de 2020 en la realidad actual del país?

Fue desastroso enterarnos de la explosión que acabó con la vida de 215 personas. No hay culpables, lo que significa que no ha habido compensación a las víctimas, y fue la mecha que incendió este colapso. El Líbano ha sufrido una guerra civil, varias invasiones, tiene esa lucha con Israel, etc. Tiene unas heridas abiertas que todavía no ha cerrado. El COVID, la revolución fallida, la explosión del puerto... Poco a poco el país ha ido deteriorándose y poco a poco ha ido perdiendo derechos, libertades... Es una crónica de una muerte anunciada.

Lleva más de diez años documentando el horror de los conflictos, en Siria, en Pakistán, Ucrania... ¿Cuál es su motivación para desempeñar este trabajo? 

Soy un fotógrafo aragonés que ha desarrollado su actividad profesional fuera de Aragón y España. Viví un año en Argentina, luego volví, estuve cinco años en Pakistán hasta 2004 y luego fui al Líbano. Iba a ser transitorio, pero poco a poco el tiempo me enseñó que el país se ha convertido en algo mío y por eso la necesidad de contar la historia de este declive.

¿Cómo se vive tan tiempo viendo de cerca tanta destrucción?  

Cada conflicto, cada desastre natural, cada historia de sufrimiento es una piedra más, es como un tatuaje que se queda marcado en la piel y una piedra en la mochila que se va haciendo más grande. Claro que hay un peso emocional, una carga que se va haciendo más pesada... Pero no por ello debemos olvidar que somos mensajeros, contadores de historias, y los protagonistas son las personas de las que queremos documentar las situaciones de vulnerabilidad que están sufriendo. Tenemos que huir del papel de protagonistas porque nuestro objetivo es crear memoria. 

¿De dónde se saca la motivación? 

El objetivo que subyace dentro de cada proyecto no solo es la creación de memoria a través de imágenes sino despertar preguntas y huir de las respuestas estereotipadas. Es labor vital del comunicador explicar el mundo tal cual es, de una forma subjetiva porque la foto es algo personal, único e intransferible, y donde encuadramos el mundo en función de nuestras experiencias vitales miedos, esperanzas.... Es muy importante poderlo transmitir y generar una actitud crítica, despertar en el espectador esa pregunta para que se cuestione las cosas. Vivimos lobotomizados, apenas nos da tiempo a analizar y pensar, lo que estamos viendo. Ver no es lo mismo que observar. 

La motivación es vivir de lo que me gusta y creo que es necesario trabajar en proyecto de largo recorrido y centrarse en temáticas de reportaje documental donde se muestre la falta de acceso a derechos humanos.

¿Cómo se puede conseguir impactar en el público con el aluvión de imágenes que se reciben a diario? ¿Cómo hacer para que se paren a observar?

Vivimos hiper mega saturados de imágenes a diario y nuestro papel es trabajar en proyectos de largo recorrido para crear imágenes icónicas que despierten una actitud crítica en los espectadores. Los grandes medios se centran en la actualidad, en la última hora, 'breaking news', pero ¿qué pasa después? ¿Qué pasa con el seguimiento? ¿Qué ha pasado con esas familias? Los proyectos de largo plazo permiten profundizar y no quedarnos con esa punta del iceberg, arañar la realidad. Por eso llevo tanto tiempo viviendo fuera, creo que es la única forma de ser aceptado y sin la aceptación de las personas que estoy retratando no habría fotografías. 

Después de todo lo que ha visto, ¿le queda fe en el ser humano? 

El concepto de resiliencia que está tan de moda, el estoicismo... creo que a veces deslegitima un poco el sufrimiento de los demás. Es muy fácil decir eso, pero es que se están muriendo de hambre. La esperanza por supuesto que no se puede perder, es un motor fundamental, he visto ejemplos increíbles, tengo a mi hijo que me da mucha esperanza por un futuro, porque tenemos que dejar un futuro a la generación que viene. Desgraciadamente cada vez hay más guerras, más sufrimiento y muchas veces queda soterrado por la agenda mediática que estipula qué se consume. Hay conflictos olvidados, como el de Siria que lleva 12 años de guerra civil, Libia, Nigeria, Irak... son realidades que permanecen ocultas y no por ello están dejando de sufrir. 

Los proyectos de largo recorrido te permiten empatizar y documentar realidades que están soterradas. La esperanza no se tiene que perder, pero tenemos que huir del sentimentalismo y la opinión de "pobrecicos" que tienen mucho estoicismo.  El dolor es real, el sufrimiento es real y por eso la gente viene a Europa. Nadie quiere dejar sus casas. Todo el mundo tiene derecho a tener una nueva vida. 

(Salto a sitio externo para ver el artículo completo)