Palacetes, quintas, villas, casonas o chalés son el rico legado de aquellos que «hicieron las Américas»; inmuebles y fincas que nos hablan de quienes trabajando y luchando por mejorar su estatus vieron concretado su ascenso en la construcción o mejora de una casa, la «Casa del americano». Una arquitectura heterogénea y diversa en sus realizaciones, desde las grandes mansiones hasta viviendas más discretas, siempre al son de las tendencias en boga, que, además de resultar una expresión de los capitales acumulados por sus promotores, nos pone de manifiesto el oficio de los intervinientes en su construcción, la mayoría maestros de obras.