"Los dispublicitados son personas atrapadas en una sociedad consumista por el miedo a quedarse marginadas si cambian de conducta"

Julio, 07, 2016

Entrevista a Javier García López, autor del libro ??Dispublicitados. Los efectos (ideológicos) de la publicidad?, publicado por Editum (Ediciones de la Universidad de Murcia)

"Los dispublicitados son personas atrapadas en una sociedad consumista por el miedo a quedarse marginadas si cambian de conducta"

Javier García López, el martes 5 de julio, en la presentación del libro en el Espacio UNE de la Librería del BOE.

Esta obra ofrece preguntas y respuestas sobre las potencialidades ideológicas de la publicidad. Brinda al lector menos habituado al ámbito teórico de la publicidad una herramienta que le posibilita adentrarse en una nueva perspectiva de interpretación de los relatos publicitarios.

Y al mismo tiempo, forja un marco de estudio original y metódico que ofrece al lector experimentado una guía renovada para descomponer los elementos del discurso persuasivo. De esta forma sienta las bases para un nuevo procedimiento de análisis del mensaje publicitario y para un nuevo modo de crear publicidad.

 

P. ¿Quiénes son los dispublicitados?

R. Son aquellas personas que han sido "tocadas" en algún momento por la publicidad convencional y ya no han podido salir de la dinámica de consumo creciente. Son personas que están atrapadas en una sociedad consumista por el miedo a quedarse marginadas si cambian su conducta a otra más frugal, más respetuosa con el ambiente y con las relaciones sociales.

 

P. Dice usted que la publicidad conforma un discurso ideológico que propone pautas de vida. ¿Cuáles son los valores de ese discurso ideológico? ¿a qué ideología protege?

R. La publicidad está sostenida por un discurso ideológico porque le dice a las personas, de un modo oculto o velado, cómo han de comportarse. Las mayoría de personas consumen sin pararse a pensar cuáles son los efectos (negativos) de esa conducta irracional. Y lo hacen porque así ha de ser. Precisamente porque esa es la ideología, una ideología propia de quienes pretenden obtener beneficios con la producción y el consumo crecientes, aunque sea a costa de una crisis socioecológica brutal.

 

P. ¿Y cuáles las pautas de vida que propone?

R. La publicidad convencional incita a desear lujos, a cambiar de teléfono móvil cada seis meses... a una vida consumista e individualista. No son discursos que reparen en el daño que se les hace a otros humanos con la producción de los aparatos electrónicos. Por ejemplo, en África, la gente muere en ciertos yacimientos para que los occidentales tengamos esos aparatos.

 

P. Según usted,  por medio de discursos ideológicos la publicidad crea además sistemas de diferenciación social. ¿Cuáles son esas diferencias sociales?

R. Se producen diferencias sociales (distancias) en el momento en el que un anuncio muestra condiciones de vida mucho mejores de las que suelen tener la mayoría de ciudadanos. Y además se invita a desear esas condiciones de vida, a pesar de que son inalcanzables para la mayoría. 

 

P. ¿Hasta qué punto el consumidor actual es dependiente de la publicidad? ¿En qué sectores o grupos de población tiene una mayor influencia?

R. La publicidad es una herramienta del sistema de producción y consumo crecientes. Pero es, quizá, la herramienta más importante. Todos somos susceptibles de ser dispublicitados. La teoría que nos habla de que la publicidad influye más en los jóvenes está sustentada en la falacia de que la gente mayor es más racional en sus decisiones. Lógicamente, los cerebros de los niños están en formación, por ello son ellos las víctimas preferidas.

 

P. ¿Cuáles son los efectos más perversos de la publicidad para una sociedad democrática?

R. El efecto más perverso de la publicidad en una sociedad autodenominada democrática es, precisamente, hacer creer a los individuos que viven en una sociedad democrática. En realidad, la mayoría de sociedades occidentales se desenvuelven en democracias delegativas (no representativas, como se tiende a considerar) gestionadas por élites económicas financiarizadas.

 

P. ¿Y los más benéficos?

R. Existe un beneficio aparente que es el de la cohesión social. Los relatos que forja el sistema provocan conductas homogéneas, lo que ofrece una sensación de conjunto, de ir todos a una. Esta sensación de cohe