Teresa Duclós, un sostenido diálogo con la pintura

Junio, 26, 2017

Teresa Duclós, un sostenido diálogo con la pintura

La presentación del libro tituladoTeresa Duclós, un sostenido diálogo con la pintura , del que es autorJuan Bosco Díaz-Urmeneta Muñoz, editado por el Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputación de Sevilla dentro de la colección Arte Hispalense, tuvo lugar el pasado 23 de mayo en la Casa de la Provincia - Plaza del Triunfo, 3 - Sevilla y corrió a cargo de Pablo Badillo O'Farrell catedrático de la Universidd de Sevilla.

Teresa Duclós, un sostenido diálogo con la pintura

Este es un libro sobre la obra de Teresa Duclós. No pretende relacionar uno a uno sus cuadros ni describirlos, sino dar cuenta de la solidez y coherencia de su poética. La consistencia de una obra no se inventa, no surge de algún cuadro acertado ni de la corrección formal ni siquiera la garantiza el trabajo constante. Más bien se va construyendo cuadro a cuadro, obra a obra, aceptando el riesgo que lleva consigo cada uno. En ese esfuerzo que es, en la pintura, a la vez de la mano, la sensibilidad y el pensamiento, se van descubriendo caminos que sólo abre la misma práctica de la pintura. Creo que ese es el caso de Teresa Duclós. De ahí el título del libro que a mi juicio resume de modo ajustado su quehacer.

Teresa Duclós indaga temas característicos de la sociedad y la pintura modernas. La casa, sobre la que han reflexionado y escrito Bachelard o Sloterdijk. El interior, iniciado por la pintura holandesa del XVII, ha ocupado a pintores como Balthus y a escritores como Proust. El jardín, un tema decisivo para Monet, Klimt o Rusiñol. El bodegón y el paisaje, cuya recurrencia en el arte evita citar nombre alguno. Finalmente, la pintura de flores, de larga tradición pero a la que Duclós confiere una peculiar cualidad.

A todo ello hay que añadir las características mismas de su pintura. Hay en sus cuadros una atención especial a la materia hasta parecer a veces que el óleo más que aplicarse se modela. Esta prestancia de la materia se corresponde perfectamente con la solidez y consistencia de los objetos que hacen gala del mejor realismo: aquél que busca ante todo mostrar la verdad de la existencia de las cosas. Casas, interiores, jardines, bodegones o paisajes no son productos de un sueño, criaturas de la imaginación ni ejemplos del pensamiento, sino enclaves y objetos que existen, acogen al cuerpo y lo tocan. Justamente por eso interrogan al autor y al espectador.